viernes, 20 de febrero de 2015

Lic Gerardo Fernández Noroña La Renuncia de Peña Nieto II



La demanda de renuncia del Jefe del Ejecutivo no es nueva, es una estrategia permanente que se ha dado desde la administración del ex presidente Zedillo. El contexto en el que se da la exigencia de renuncia tampoco es nueva y por tanto, los argumentos siguen siendo los mismos y sobre todo, tampoco son nuevos los protagonistas que exigen la renuncia.

El contexto en el cual se presenta siempre la demanda de renuncia del Jefe del Ejecutivo es cuando se ha pretendido hacer grandes e importantes reformas estructurales que mueven el estatus quo de una élite y caduca clase política.

Los antecedentes datan de 1988, cuando la elección presidencial fue arreglada por quienes hoy son dos pilares de la izquierda perredista-lopezobradorista, Manuel Bartlett y Manuel Camacho Solís. Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo al frente del PRD, quienes habían desplazado a todas las corrientes de izquierda y hasta “robado” el registro del Partido Mexicano Socialista que había construido Heberto Castillo, pactaron cada quien por su lado, con el Gobierno de Salinas traicionando a las bases de izquierda.

Durante toda la administración Salinista se cancelaron, prácticamente los pocos avances democráticos que se lograron en la administración de Miguel de la Madrid y se retornó hasta antes de la reforma electoral de Jesús Reyes Heroles, control ferro en medios y procesos electorales. En las elecciones intermedias de 1991, el PRI ganó todo, recuperó la mayoría absoluta de las Cámaras, y uno de los peores escándalos se dio en el DF, con Camacho como regente y Marcelo Ebrard como operador político.

En la administración zedillista la demanda era equidad y legalidad en los procesos electorales y sobre todo el de justicia. Dos reformas muy importantes se llevaron a cabo, la Judicial que llevaba más de 40 años sin tocar a ese Poder y la político electoral de 1996. Sobre todo, esta última permitió procesos electorales competidos y legales que dio lugar a la Alternancia y que izquierda y derecha llegaran al poder por votos y no por acuerdos, el Presidente se ganó la acusación de los suyos de traidor.

Una de las tantas respuestas al interior del PRI se dio a través de la creación del famoso Grupo Galileo integrado por senadores y diputados priístas en los que figuraban personajes que hoy militan en la izquierda como Ricardo Monreal, Humberto Mayans o Pablo Salazar Mendiguchía, a los que se unieron personajes altamente vinculados con el salinismo que militaban en otros partidos como Santiago Creel. En esa ocasión se decía que atrás de la formación del grupo estaba el Secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet quien mantenía grandes diferencias con el nuevo presiente el PRI, Mariano Palacios Alcocer quien impulsaría las reformas, las cuales se cancelaron como la Energética o la laboral.

En esta lógica, después de que Roberto Madrazo, el gallo de Beltrones y Salinas pierde en un proceso democrático la candidatura presidencial del PRI, el Partido Verde Ecologista Mexicano creado en la administración salinista y dominado desde entonces por Beltrones decide apoyar al candidato del PAN. Es la única ocasión que este partido realizó una alianza con otro partido.

En la administración de Vicente Fox sus desencuentros con quienes había pactado se dieron, primero cuando pretendió hacer el aeropuerto. Ahí saltaron los ya muy conocidos grupos de macheteros de Atenco que acabaron por cancelar tan importante proyecto. El segundo desliz lo tuvo cuando con un buen número de gobernadores del PRI en el seno de la Convención Nacional Hacendaría impulsaban una importante y necesaria reforma hacendaria, la cual generó rechazó de un importante grupo de legisladores del PRI como Beltrones y Chuayffet.

A finales de 2003, después de la famosa reunión en casa del expresidente Salinas con el Secretario de Hacienda Francisco Gil, Roberto Madrazo y Manlio Fabio Beltrones, se configuró una nueva alianza en la Cámara Baja, entre el PRI-PRD-PT para echar atrás la reforma fiscal que ya se había aprobado en comisiones.

En lo que parecía una estrategia orquestada desde el CEN del PRI se echaron a pelear al PAN y al PRD, al Presidente Fox contra AMLO, para que el gran triunfador fuera el candidato Roberto Madrazo. La estrategia falló porque Madrazo fue un pésimo candidato y el PRI bajo su dirigencia había lesionado la estructura del partido en el movimiento territorial y con los gobernadores.

Sin embargo, en este ambiente de crispación y ante un escenario dramático por el resultado electoral tan cerrado, Calderón es amenazado por las fuerzas de izquierda, quienes exigían que renunciara antes de tomar posesión. Los hoy también diputados Beltrones y Añorve le dieron la entrada al panista al Congreso y controlaron a la izquierda para que pudiera tomar posesión. Parecía un montaje de una gran obra que cobrarían muy cara. Durante la administración calderonista, a pesar de que estaba en la agenda la propuesta de una reforma energética y otras más, éstas no se concretaron dado que no se dieron nunca las condiciones y fue rechazada por los líderes camarales del PRI.

En la actual administración se concretaron las reformas con el acuerdo de un PRD ajeno a Beltrones y al PT, con un PAN fuera de las ligas de Diego Fernández de Cevallos y un PRI y un gobierno con jóvenes políticos que lograron las negociaciones, no sólo con los partidos políticos, sino con actores representativos de la sociedad, como empresarios y organizaciones sociales.

Hoy el tema, es: ¿Quién quiere la renuncia del Presidente y por qué?

Ayotzinapa fue el detonador que develó una triste y dramática realidad que no se puede pasar por alto, una crisis institucional, el narco metido en esferas del gobierno municipal que ha generado, por un lado una protesta legítima que demanda acción directa para evitar que se repitan estos escenarios dantescos y otra, la de los oportunistas que a toda costa pretenden evitar que se mueva el status quo por donde han transitado en su vida política y de complicidad por al menos en las tres últimas décadas.

Hoy nuevamente vemos a esos mismos, exigiendo la renuncia AMLO, Cárdenas, el PT y sus aliados como la CNTE, la CTEG, y las organizaciones del Movimiento Urbano Popular, que al igual que hace 20 o 30 años han actuado, bloqueado carreteras, toma de instalaciones estratégicas, agresiones físicas, por recordar algunos incidentes como los de la APPO en Oaxaca que no eran más que profesores de la CNTE, Atenco en el Estado de México, El Barzón, con el apoyo de la CNTE, demandando siempre la renuncia del Presidente para quedar solo en cambio de personajes dentro del gabinete y con ello negociar, siempre, prebendas para unos y poder para otros.

El próximo jueves el Presidente dará anuncios importantes, unos dicen que habrá cambios del gabinete y otros cambios estructurales en el sistema de justicia, en la procuración de justicia y en la rendición de cuentas.

Si la respuesta solo se centra en el cambio de personas del gabinete y el ingreso de funcionarios afines al grupo que demanda la renuncia, podremos asegurar que el país no cambió y que las reformas se van ir al retrete.

¿Quién gana si renuncia el Presidente? Si la izquierda entreguista, ni la derecha fundamentalista están listas para tomar el poder, las fuerzas oscuras que han maniatado y chantajeado a la nación serán las que ganen.

¿Quién pierde si no se actúa con firmeza, legalidad y justicia y se decide por la vía cómoda de responder al chantaje? Si lo anunciado por el Secretario de Gobernación es puro atole con el dedo y sólo maquillan las cosas y diluyen lo que Ayotzinapa develó a México y al mundo y no hay una reforma de justicia verdadera y un sistema de fiscalización y transparencia que castigue a funcionarios corruptos e ineptos que se aprovechan del Poder, quien pierde es la nación entera.


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